Relámpagos y moscas volantes






"La vejez es un exceso que aumenta por días" (Enrique Jardiel Poncela)




    Ya casi anochecía. Salí de la consulta, y como todos los días tomé el camino para ir a mi casa. Caminé unos doscientos metros y, cuando ya estaba llegando, comencé a ver líneas luminosas verticales, ligeramente inclinadas, y también rotas, que aparecían y desaparecían bruscamente de la parte externa de mi ojo izquierdo. Al principio pensé si serían irreales, imaginarias, pero no había tomado pizca de alcohol ni otras substancias ilícitas, ya que hice lo de todos los días al terminar la consulta, irme directamente para casa. Seguía viéndolas y empecé a preocuparme por el significado de estos destellos rectilíneos o ligeramente curvados que parecían relámpagos. Me paré, apoyé el maletín en un banco cerca del parque de San Lázaro, y me pareció que ya no los veía. Cogí el maletín, caminé, y otra vez los resplandores.
    Desde que estudié oftalmología en cuarto curso de Medicina no he vuelto a leer nada de enfermedades de los ojos y no sabía lo que eran estas chispas. ¡Hasta llegué a pensar si lo sabrían los oftalmólogos! Tal vez podía ser un signo no conocido previamente en la oftalmología. ¿Y por qué solo los notaba en el ojo izquierdo? Esto me preocupó aún más. Empecé a cavilar si la causa podía estar más arriba, en el cerebro… Al llegar a casa dudé si llamar al doctor Lorente, un excelente profesional, el oftalmólogo de la familia. Esperé, me puse a cenar algo y parece que dejé de notarlas. Me acosté pensando que tal vez al día siguiente ya no vería estas lucecitas.
    Me levanté como casi todos los días, a las cinco de la mañana, y creo que ya las noté en el cuarto de baño, pero pocas. Pensé, ¡ya están otra vez aquí!, ¡lo de ayer no era irreal! Entré en el garaje y al encender la luz los relámpagos en mi ojo izquierdo se sucedían. También al conducir, hasta el lugar desde donde salgo casi todas las mañanas a correr, los iba notando. Y cuando iba corriendo por el Paseo del Colesterol cada vez que miraba a la izquierda, hacia las farolas que están al lado del camino, aparecían los destellos a pares. No estoy seguro si también noté algunos en mi ojo derecho.
    Fui para el hospital y telefoneé al doctor Lorente. Cuando salía de mi hospital para acercarme a su despacho en el hospital contiguo, comencé a ver en el mismo ojo izquierdo, además de los relámpagos, unas pequeñas manchas negruzcas que se movían dentro del ojo. ¡Estas las conocía, o mejor dicho recordaba haberlas estudiado! Debían ser las “moscas volantes” que explicaba el profesor Sánchez Salorio en la asignatura de oftalmología. Se lo conté al doctor Lorente y le mostré mi preocupación por si la causa de mis relámpagos y moscas voladoras estaba más arriba, porque solo las notaba en el ojo izquierdo. Me dijo que no, y que me vería la doctora Marisa Landaluce, la médico del servicio encargada y experta en lo relacionado con la retina.   
    La cara de la doctora Landaluce es la de una mujer muy inteligente. Ya antes el doctor Lorente me había dicho que le dijese a la enfermera de la consulta que me echase unas gotas para dilatar la pupila y para que esta doctora pudiese examinarme el fondo de ojo adecuadamente. Le conté lo que había notado en mi ojo izquierdo y comenzó a examinarlos. Y cuando terminó me dijo que esto que veía, las fotopsias (así se le llama en medicina a estos destellos o relámpagos y este término si recordaba haberlo estudiado en oftalmología) y moscas volantes, eran un signo del envejecimiento de los ojos, que me iban a acompañar el resto de mi vida y que ya me acostumbraría a ellas. Dijo que también había moscas en el derecho, pero menos que en el izquierdo. Siguió diciéndome que estas opacidades se forman en el humor vítreo, el cuerpo gelatinoso que rellena el globo del ojo, que con el paso de la luz proyectan su sombra sobre la retina, y que en la mayor parte de los casos son una consecuencia natural del envejecimiento de este cuerpo vítreo que va perdiendo agua y disminuyendo de volumen. En consecuencia, las proteínas vítreas que han perdido agua se condensan perdiendo transparencia. Aunque estas manchas parecen estar frente al ojo, en realidad flotan en el interior de este. Terminó diciéndome que la retina estaba bien y que volvería a examinar mis ojos en dos o tres semanas, salvo que viese muchísimas moscas, como una nube de moscas. Que en ese caso le avisara para verme antes. Y me aclaró que las fotopsias se producen por desprendimiento del vítreo posterior.
    Le dije que conocía a muchas personas mayores que yo que no veían esas cosas. Me contestó: ¿por qué sabes que no las ven?
    Ese mismo día por la tarde, ya recuperada la visión, aunque eso sí con las moscas voladoras en mis ojos, que se habían nublado de mañana por el efecto de las gotas para dilatar las pupilas, ayudé al anestesista a realizar una intubación difícil con el broncofibroscopio. El excelente cirujano que iba intervenir al paciente de colelitiasis era algo mayor que yo. Cuando salía del quirófano comenté lo que me había dicho la doctora Landaluce por la mañana, después de examinar mi fondo de ojo, y continué: "le dije que conocía a un cirujano mayor que yo que no veía relámpagos ni moscas volantes". Y él me contestó: “¡Ay, si yo te contara! Cuando entro en el garaje por las mañanas no necesito encender las luces porque casi veo fenomenalmente con los destellos de mis ojos”.
    Han pasado varias semanas y ya me he acostumbrado a las moscas voladoras y a las chispas de mis ojos. Se acostumbra uno a todo, porque no queda otro remedio. Y ojalá fuera este el único signo del envejecimiento. ¡Pero hay tantos otros en los demás aparatos y órganos de mi cuerpo!


Comentarios

  1. Excelente narración de su experiencia, yo estoy empezando solo con los relámpagos hace una semana pero como antecedente de importancia tengo dos golpes en el ojo derecho (una rama y un coletazo de una vaca) durante este año y apenas ahora comenzó con algo de dolor de ojo y cabeza que cede con acetaminofen, vivo en una zona muy apartada pero me someteré a los exámenes de control, gracias colega!!!

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  2. Me deja, más tranquilo. Aunque a veces esas luce citas me deja un pequeño reconcomeo de dolor de cabeza. Gracias por su escrito

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